La noche de los nahuales | Benjamín M. Ramírez

1.- SÍ ESCRIBES TE MUERES: EL DISFRAZ DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN MÉXICO.

 

A Noel lo conocí cuando con un grupo de inconformes llevó a cabo la toma del palacio municipal. —Me buscó— y en pocas palabras, comentó que tenía muchas ganas de conocerme —cómo si fuera la revelación del momento—, le dije en tono burlón.

 

«—Quiero ser como tú. —Dijo. —Palabras más, palabras menos— no le tomé mayor importancia al comentario.

«—Quiero escribir y expresarme como tú lo haces. —Es lo último que recuerdo.

 

A Noel lo mataron por andarse metiendo en cuestiones del “periodismo”. Él quería ser periodista, de los buenos.

 

Jamás le importó el salario. Su afán y su ahínco se traducían en acciones de servicio a la comunidad, denunciando, exigiendo, escribiendo.

 

Y por escribir, lo mataron.

 

Noel desapareció el 8 de marzo de 2011 —emigré a Tijuana por razones laborales el año 2004— y su vehículo Tsuru fue encontrado abandonado en un paraje solitario al siguiente día, después de que comunicara a su esposa que saldría a unas diligencias. Nunca volvió.

 

Tres meses después, el 1 de junio de 2011 su cuerpo fue encontrado en una fosa clandestina en el ejido Malacate perteneciente al municipio de Chinameca, Veracruz. Hasta hoy no se sabe aún las causas que motivaron su asesinato.

 

Noel peleaba contra todo. Buscaba, a través de su trabajo, beneficios a favor de su comunidad. Lo mismo participaba en marchas o las organizaba,  o escribía cartas de petición a diversas instancias del gobierno, tomaba palacio, denunciaba las corruptelas o el nepotismo, carencia o deficiencia en los servicios públicos, inseguridad pública, atropellos.

 

Sólo la muerte pudo mantenerlo callado, hasta hoy.

 

Así escribí en su memoria cuando me enteré de su muerte el 25 de mayo de 2012.

 

«DIÁLOGO CON NOEL LÓPEZ OLGUÍN»

 

«— ¿Qué tal, Noel? ¿Cómo te va? ¿Siempre corriendo? ¿Verdad?

«— ¿? [Silencio]

«—  Respeto tu silencio. Bien, si no quieres hablar […].

«— [Silencio]

«— Te callaron. —Sí. —Fue difícil. —Supongo que sí.

«—  Sabes ¿Cuántas veces platicamos? ¿Cuántas veces tuvimos oportunidad de platicar «en serio»? Siempre, corriendo, siempre…

«— ¿? [Silencio]

«— Curiosamente llevas los apellidos de una persona que quizás quise mucho […]. Quizás mi primer amor […]. Por eso me caías bien […] Alguna vez te habré llamado cuñado. Nada más te reías […] Siempre […] Siempre, esa sonrisa que brindaba confianza, la que sólo una persona honesta como tú podía ofrecer.

 

¿Te acuerdas que te vi por primera vez? Cuando dirigías la toma del palacio municipal, en ese tu pueblo que te vio nacer […] Crecer y crecer […] Biológica y profesionalmente […]

 

«— ¡Ayúdame! — ¡Échame la mano! —Te respondí que no podía mezclar sentimientos, afinidades y trabajo.

Y luego, nunca lo esperé…

 

«— Enséñame, me dijiste un día […].

 

Mi respuesta fue tajante. —Apenas y puedo con lo mío. — ¡Qué te voy a enseñar que no sepas!

«— ¡Se veraz! —Nadie puede en contra de ella.

«— Por eso me cuesta mucho mentir […].

«— A Dios no se le engaña ¿Recuerdas? —Creo que sí.

 

Es tu tumba, la guarida inaceptable, la que tu voz calló.

 

«— ¡Noel! — ¿Puedo preguntarte…? — ¿Cómo es allá? — ¿Descubriste la verdad? — ¿Echarás abajo todas las mentiras que nos cuentan? — ¿Hay infierno? — ¿Paraíso? — ¿Redactarás un reportaje? — ¿Ya tienes una orden de trabajo? — ¿Tus fuentes son Dios, ángeles o infiernos inexistentes? — Anda di algo, que tú sabes algo. —Sólo sonríes, siempre. Eso nunca te falla… — ¿Qué cuentan los que están contigo?

«— Noel, ya es un año, recién este uno de junio.

«— Se dice, uno…

«— Lo aprendí de ti. —Dijiste un día. Y  te comenté, me lo enseñó un maestro, de los grandes se aprende.

«— Entonces, eres un grande.

«— Poquito. —Dije.

«— Sólo un poquito.

«— Noel ¿Me aceptas una pregunta más?

«— ¿Hemos perdido esa tierra hermosa que vio correr a una veintena de periodistas que hoy por miedo ya no escriben más?

«—¿? [Silencio]

«— La voz del periodista,  ya su voz no se escucha más, se esconde, tiene miedo, miedo a morir, Noel. Miedo a morir como tú.

 

Hoy quiero honrar tu memoria —te lo dije—  los buenos no duran. Por eso me extraña seguir vivo. Ten cuidado. Sabes donde vivo puedes morir hasta por veinte pesos. Nuestra cotización ha ido a la baja. Al igual que las oportunidades que nuestro chorizo veracruzano ha dejado de presentar. — Veracruces, me dijo alguien, aquí, en esta primera frontera. Y tiene razón, una verdadera cruz, es lo que padecen: amigos, familiares, conocidos, incluso los que no nos quieren.

 

«— Tenemos que hacer algo…

«— algo es algo.  —No escribo tan bien como tú. —Aprendiste rápido. —Bien sabías que nada podía enseñarte. —La calle te enseña más que mil universidades —te dije un día— creo que lo recuerdas.

 

Saludos, cuñado. Espero verte pronto. Con esa sonrisa que yo bien podía descifrar: franca o irónica, pero al fin y al cabo sonrisa.

 

Un abrazo, hermano… Salud… Alzo mi copa y brindo… Desafortunadamente, sin ti…

Quizás y está noche podremos platicar…

 

En memoria de un periodista caído. Su cadáver fue encontrado el 1 de junio habiendo desaparecido el 8 de marzo de 2011…

 

[Agradezco los datos aportados por el portal http://www.nuestraaparenterendicion.com]

 

Honro tu memoria y guardo silencio ante la tumba de la indiferencia y el olvido…

 

NOEL LÓPEZ OLGUÍN… no te mató la metralla, los golpes, la tortura.

Tu muerte la causó la indiferencia, la apatía y la falta de voluntad de una humanidad que dejó de ser sensible hace mucho.

 

Dedico estas líneas a todos los periodistas caídos:

 

1.- Noel López Olguín

2.- Miguel Ángel López Velasco

3.- Misael López Solana

4.- Yolanda Ordaz de la Cruz

5.- Regina Martínez Pérez

6.- Guillermo Luna Varela

7.- Gabriel Huge Córdova

8.- Esteban Rodríguez Rodríguez

9.- Ana Irasema Becerra Jiménez (administrativa de medios)

10.- Víctor Manuel Báez Chino

11.- Gregorio Jiménez de la Cruz

12.- Moisés Sánchez Cerezo

13.- Armando Saldaña Morales

14.- Juan Mendoza Delgado

15.- Anabel Flores Salazar

16.- Manuel Torres González

17.- Pedro Tamayo Rosas

18.- Ricardo Monlui Ruiz

19.- Edwin Rivera Paz

20.- Cándido Ríos Vázquez

21.- Gumaro Pérez Ánguilando

22.- Leobardo Vázquez Atzin

23.- [No se incluyen a los periodistas asesinados a lo largo o ancho del país]

 

Por cada uno debería escribir su propio obituario.

 

Ninguna causa o acción justifica la muerte del comunicador. Vivimos en un país de leyes. Al menos, aún creo en ello.

 

2.- El periodista y el cementerio/ un periodista y un cementerio

3.- El periodista y el llamado de la muerte

4.- Un periodista y la muerte como compañía

5.- Sin derecho para escribir o… hablar

6.- Cuando callar es el único camino… al cementerio

7.- Papá no te mueras

8.- Que no te maten, papá….

9.- El camino corto de la sala de redacción al cementerio

 

No les tengo miedo a los criminales porque sé a lo que me atengo. Le tengo miedo a las autoridades porque tienen el derecho de declarar desaparecido legalmente —con la ley en la mano— mientras entierran la justicia, la verdad y la vida.

 

La triste y cruda realidad de la libertad de expresión en México.